Dice ROBERT WILLIAMS, ejecutado.
Por robar, hambriento entré en un
comercio
y se me interpuso celoso guardián,
del arma el seguro jugóme un mal
tercio
y murióse un hombre cuando quise pan.
Que acepte mi sino busca el capellán,
que de grado muera y lo haga
tranquilo,
con la frente alta y viril estilo,
y vergüenza sienta de lo que dirán.
Dice el poeta
¿Acaso no entiendes que eres asesino
y que aparte caes de la humanidad?
¿Que a la sed y el hambre te fijó el
destino
aquel al que llaman suprema deidad?
Para el caso tuyo, hay la caridad,
que a pedir te exhorta a aquel que lo
tiene;
pero no a matarlo, porque te previene
que pecado fuera y horrible maldad.
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