para poner coto a la lacra del paro;
cristiana, la empresa se halla
obligada
a dar al obrero, con el sueldo,
amparo;
de nuevo nos vemos ante el reto raro
que entraña genuino el mensaje de
Cristo,
amor y justicia para el desprovisto;
no se muestre el rico, de su bien,
avaro.
Dice el poeta
¿A qué viene condenar ese egoísmo,
si es, común la vida, combate dial,
competencia acerba, individualismo,
donde es, para el uno, el otro, rival
que su paz amaga, su puesto actual;
de modo que hostil se cierra en sí
mismo
y coraza viste, y cava un abismo
donde haber pudiera amor fraternal?
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