que el purista bautizó de lenocinio,
me conducen infernales a las brasas
en que ejerce Satanás su patrocinio;
tal ha sido de la Iglesia el
vaticinio
que ha dejado sin palabra al
paraguayo;
mientras tanto la denuncia de un
lacayo
amenaza de mi grupo el predominio.
Dice el poeta
Mientras haya en torpes barrios mil
rameras,
no peligra la virtud de las honradas
que el dios bueno destinó para
casadas
y el objeto de corteses ser maneras;
si defensas no son ésas valederas
frente al vicio y del mal la
corrupción,
me lo aclare aquel que tenga otra
opinión,
que no alcanzan tanto mis
entendederas.
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