jueves, 30 de agosto de 2018
El colapso de la función de onda.
Muchos físicos se sienten incómodos ante lo que se suele
llamar el colapso de la función de onda. Todo empezó con el experimento de la
doble rendija. En este experimento lo que según las expectativas debía
comportarse sólo como una partícula, parecía comportarse también como una onda.
Entendemos por partícula una cierta porción de masa concentrada en una región
del espacio. Y esperamos de ella que se mueva en una trayectoria bien definida,
como la que tendría por ejemplo un proyectil disparado por un arma. Pero en el
experimento de la doble rendija, las supuestas partículas concretas mostraban,
tras atravesarla, el comportamiento difuso propio de las ondas. Para
explicarlo, se dijo: Antes de atravesar la doble rendija, la partícula no ocupa
un lugar bien definido, como se esperaría de una masa concentrada en un punto;
sino que está como extendida y difuminada en el espacio que la rodea y por ello
en lugar de atravesar una de las dos rendijas, atraviesa las dos a la vez y da
lugar al patrón de interferencia propio de las ondas. Ya Dirac había dicho
anteriormente que toda partícula lleva asociada una onda, o dicho de otro modo,
que es a un tiempo partícula y onda y se muestra una u otra según las
circunstancias. El patrón de interferencia de que acabo de hablar desaparece
cuando tratamos de detectar la partícula, cuando tratamos de averiguar dónde
está; en este caso la característica de onda desaparece y sólo queda la
característica de partícula. Para explicar el comportamiento previo de la
partícula, el físico Schrödinger propuso su famosa función de onda, según la
cual antes de cualquier intento de detectarla, el estado en que se encuentra la
partícula evoluciona con arreglo a esa función; y la onda que lleva asociada no
es una onda clásica, como la propuesta por Dirac, sino una onda de
probabilidad. La función de onda de Schrödinger predice la probabilidad de
encontrar la partícula en un lugar u otro en el momento en que se trate de
determinar su posición. Se lo llamó colapso de la función de onda. Se dijo que
la función de onda colapsaba cuando se trataba de actuar sobre la partícula,
detectarla, verla. Pero hasta hoy nadie ha podido explicar por qué ocurre el
colapso. Antes de que intentemos indagar en el estado del sistema, el sistema
es difuso, incierto, microscópico; pero tan pronto enfocamos en él la atención
se vuelve macroscópico y visible. Una posible explicación es que, dada nuestra
naturaleza, los seres humanos solo tenemos acceso al mundo macroscópico,
mientras que el microscópico se nos escapa. Sólo podemos ver hechos concretos y
no, como si dijéramos, en embrión.
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